Hace unos días leía el análisis que un medio de comunicación especializado en el sector de las fundaciones hacía sobre un informe del mismo. Analizaba las fundaciones que están activas, sus ingresos, sus activos, la actividad que supone para el Producto Interior Bruto (PIB), el empleo que generan, etc. Pero el dato que más me impresionó, aunque llevo trabajando en este sector desde hace ya algunos años, es que más de 35 millones de personas se benefician de la labor de las fundaciones.

Esta cifra refuerza mi convicción de la importancia del trabajo que realizan estas organizaciones y su impacto en la sociedad. Pero, sobre todo, me anima aún más a seguir trabajando por lo que considero es el tema central: la profesionalización de este sector.

Es verdad que en los últimos años hemos avanzado, ha habido una evolución tanto en las personas que dirigen las organizaciones como en aquellas que trabajan en cada una de las áreas de las mismas. Pero hoy me quiero centrar en el Patronato y la Junta Directiva.

En cuanto a la normativa, según el art. 15.1 de la Ley 10/2005 y el art. 14.1 de la Ley 50/2002, el Patronato es el órgano de gobierno y representación de la Fundación. Y según el art. 11.4 de la LO1/2002 de 22 de marzo reguladora del derecho de asociación y del art. 7 de la Ley 4/2006, de 23 Asociaciones de Andalucía, la Junta Directiva es el órgano que gestiona y representa los intereses de la Asociación de acuerdo con las directrices de la Asamblea General.

Una relación de nombres y apellidos que se incorporan a estas organizaciones motivados por diferentes razones

He podido comprobar durante estos últimos catorce años que los Patronatos y las Juntas Directivas, por lo general, son una relación de nombres y apellidos que se incorporan a estas organizaciones motivados por diferentes razones. Pero en la mayoría de los casos se comprometen sin saber que tienen que cumplir estas tres funciones:

  1. Visión estratégica.
  2. Supervisión.
  3. Captación de recursos.

Para mí son las tres funciones esenciales.

Estas organizaciones necesitan de personas comprometidas con el cargo que asumen, y con los fines de la organización, sabiendo muy bien desde el principio cuáles son sus obligaciones y responsabilidades desde que aceptan el cargo.

Patronato-reunido

A día de hoy me sigo preguntando si todas las personas que deciden incorporarse a un Patronato o Junta Directiva conocen cuáles son sus obligaciones y responsabilidades. Y mi opinión es clara: no las conocen. He visto en estos últimos años más de mil ONGs y he podido comprobar de primera mano que muy pocos cumplen con sus funciones o, en definitiva, no funcionan como deberían funcionar. Y no hablamos ya de conocer las responsabilidades en las que puede incurrir. Alguien me comentaba hace muy poco: “encima que me incorporé para ayudar ahora tengo que asumir…”.

La sensación de soledad de muchos gerentes en el día a día de la entidad es muy dura

En muchos casos, la dirección se las ve y se las desea para gestionar la organización sin el apoyo de estos órganos, pero sabiendo que depende de ellos su futuro y el de su organización. La sensación de soledad de muchos gerentes en el día a día de la entidad es muy dura. Parece que la organización es de ellos, y está claro que no es así. Pero en muchos casos no avanzan como deberían porque carecen del apoyo que debería prestar el órgano de gobierno.

No solo me estoy refiriendo a las obligaciones y responsabilidades que dice la Ley, soy mucho más práctico. Cuando una persona acepta ayudar, colaborar, formar parte de algo, lo primero que tiene que tener claro es que hay que comprometerse. Nos equivocamos en muchas ocasiones en querer que formen parte de nuestro Patronato o Junta Directiva personas conocidas, que en muchos casos ni aparecen durante mucho tiempo, y que por sus múltiples ocupaciones antes de empezar saben que no van a poder desempeñar su cargo con la implicación necesaria. Aun así, no renuncian para que otras personas ocupen su lugar, lo que viene siendo “estar por estar”. Deben conocer igualmente que su cargo es gratuito, y que no recibirá más remuneración que la satisfacción personal de contribuir en el logro del bienestar de los demás.

Ahora bien, para poder exigir a nuestro órgano de gobierno implicación y compromiso es importante haber sabido transmitirle de forma clara qué se espera de ellos, así como trasmitirles información suficiente para que puedan tomar las decisiones adecuadas.

Tenemos que tener claro, que es un sector en alza, en crecimiento, y que realiza una labor esencial parar el desarrollo de nuestra sociedad. Para mí lo principal es que todos los que trabajemos en estas nobles instituciones debemos perseguir la excelencia, incluido el Patronato y la Junta Directiva, fundamentalmente, porque gestionamos recursos que no son nuestros.

En definitiva, lo que necesitamos realmente son personas que crean en nuestra causa, con ilusión y pasión. Que se sientan identificados, con ganas de trabajar y no olviden que son parte de la imagen de la ONG.